martes, 3 de marzo de 2009

un dia en el pueblo

Me levanto un día de verano, hace un buen día y hay una temperatura perfecta para estar en la calle. Después de desayunar y de despejarme un poco, decido hacer mi habitación para que cuando venga mi abuela del huerto no me diga nada de mi espantosa habitación. Al llegar mis amigos con sus bicicletas y sus mochilas, corro para terminar de prepararme. Yo también cojo mi bicicleta, la mochila con la toalla y nos disponemos para recoger a la gente que falta. Todos juntos nos encaminamos hacia el lago. Dejamos las bicicletas bien atadas para que no nos la roben y corremos en busca del mejor sitio donde dejar nuestras toallas. Nos quitamos la ropa y tras tomar un poco el sol ya abrasados nos refrescamos tirándonos desde la roca hasta el agua. Después de esta mañana relajada nos vamos a comer y quizás también una pequeña siesta donde se cogen energías para el resto del día. Me venís otra vez a buscar y nos vamos a recoger al esto. Nada más llegar al lago hacemos una carrera para ver quién es el primero que se mete en el agua, jugamos a cartas, hablamos, comparamos nuestras meriendas y nos vamos a casa para prepararnos a la noche. Al acabar de cenar nos juntamos todos para dar un paseo por el pueblo y alrededores, acabando agotaos y queriendo irnos a la cama calentita. Terminamos yéndonos a casa y pensando que ha sido un buen día y benditas las vacaciones de verano.

jueves, 26 de febrero de 2009

El niño de la piragua

A las a fueras de un pueblo, junto a un lago, vivía una familia en una casa rural. La familia venia a esta casa siempre y cuando se podían escapar de la ruidosa ciudad. La familia la componía el funcionario José, su mujer Marisa y su hijo Javier. El niño tenía tan solo 12 años, pero parecía bastante espabilado a su edad. No se pasaba mucho por el pueblo, prefería quedarse en casa practicando su único hobby, el de construir objetos con madera. Después de terminar su última hazaña, un bastón para su abuelo, decidió construirse una piragua para moverse por el lago. En verano era la envidia de todos los niños del pueblo, mientras ellos estaban en las orillas del lago bañándose, Javier iba por el centro del lago con su piragua. Un día Javier decidió ira a hacer unos recados al pueblo con su piragua, metiéndose por el rio hasta llegar a la plaza del pueblo. Mientras iba por el rio, los habitantes del pueblo le veían como un espectáculo. Muchos de ellos se acercaban a verlo, incluso le daban ánimos para que llegase, y como niño pequeño que era, eso le encantaba. A partir de ese momento se convirtió en rutina y en el pueblo se pasó a llamar el niño de la piragua.


como nos lo pasamos en el pueblo

Titulares de El Pais

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miércoles, 18 de febrero de 2009

El pueblo desaparecido

Erase una vez una vez en el norte de España, un pequeño pueblo, escondido en un rocoso valle. Este pequeño pueblo se encontraba a las orillas de un gran lago de aguas oscuras y profundas. Era un lugar de gélidos inviernos y lluviosas primaveras, en el que los poco habitantes compartían todo cuanto podían. Pero en verano es otro panorama. Muchas de las familias se juntan para pasar un verano tranquilo en los campos y en el lago. Pero nunca hay diversion si no tienes amigos. En el pueblo se forman grupos de todos los tipos y edades. Están el grupo de los enanos, el grupo de los mayores, etc. Pero hay un grupo especial, que lo forman el mismo numero de chicos que de chicas. En este pueblo parecen muy felices de esta manera. Pero en algunas personas es solo una aparencia...